martes, 29 de enero de 2013

Doña Juana de Avis, reina de Castilla. (I)


La actriz Bárbara Lennie interpretando a Doña Juana de Avis.
Foto: rtve.

Su genealogía no podía ser más legendaria: descendiente de Inés de Castro por vía materna; nieta de Juan Imaestre de Avis y de Filipa de Lancasterhija de Duarte I, rey de Portugal y de Leonor de Aragónhermana de Alfonso V de Portugal (el retratado en los Tapices de Pastrana); prima de Isabel de Avis, reina de Castilla y también de Fernando el católico; esposa de su primo-hermano Enrique IV de Castilla y madre de la princesa Juana, la Beltraneja.

La titular de este último apodo peyorativo abrió la caja de Pandora de todos los odios y bajezas de Castilla, fue la causa de la caída en desgracia de esta reina, de la sombra de la duda que recayó sobre ella y que marcó el destino de nuestra nación.

Juana de Avis.
Foto: Mujeres de leyenda





Juana de Avis nació a finales de Marzo de 1439, seis meses después de morir su padre a causa de una epidemia de peste. Por decisión de las cortes reunidas en Lisboa, su madre perdió la regencia que  había establecido el rey para ella en su testamento pasando a su cuñado, el infante D. Pedro. Esta decisión fue aceptada sólo a medias por Leonor con la convicción de que sus hermanos, los belicosos infantes de Aragón, vendrían pronto en su auxilio.

La esperada ayuda no llegó nunca, tuvo que dejar a sus hijos (excepto a la pequeña Juana), conformarse con el exilio que le ofreció Juan II, rey de Castilla -casado con su hermana María de Aragón- en el monasterio de Santa María de Medina del Campo y terminar sus días en Toledo.

En el gran tablero de ajedrez que representaba en esa época los reinos peninsulares, había muchos reyes, consejeros, señores y ambiciones desatadas de poder. Álvaro de Luna desempeñaba la pieza de Dama o Reina en ese juego -que lo equipara al de primer ministro- intentando mantener el equilibrio de fuerzas y evitando la guerra sin reparar en los medios para conseguirlo.

A mediados de Febrero de 1445 muere de repente María de Aragón, reina de Castilla  y dos semanas después su hermana Leonor, reina viuda de Portugal, ambas con extrañas manchas en el cuerpo a pesar de una buena salud. Se extendió el rumor de que fueron envenenadas por orden del condestable Álvaro de Luna a manos de una dama de confianza de ambas.

Entonces, la pequeña Juana de seis años fue reclamada de inmediato por su tío Pedro, regente de Portugal, a su amigo Álvaro de Luna, a sabiendas del valor que una princesa podía tener para establecer nuevas alianzas con otros reinos fuera de la península.

Juana pasó de la austeridad toledana a los lujos de la corte lisboeta, de la soledad a la alegría de conocer a sus cuatro hermanos. Pero las intrigas alrededor de ella comenzaron dos años después cuando, durante las segundas nupcias de Juan II rey de Castilla con su prima Doña Isabel de Portugal, el valido del príncipe de Asturias, Juan Pacheco, empieza a urdir el plan de casarla con su otro primo y heredero de Castilla Enrique.
 
 
El actor Ginés García Millán interpretando a
Juan Pacheco, Marqués de Villena.
Foto: rtve

La ventaja del plan consistía en que Juana, como hermana del futuro rey Alfonso, estaba más cerca del trono portugués que su prima Isabel, argumento que minó para siempre la confianza de la reina de Castilla.

Al inicio de 1453, cuando Juana contaba catorce años, comenzaron los contactos formales para solicitar la mano de la princesa entre las cortes de Castilla y Portugal. El príncipe Enrique llevaba quince años casado con Blanca de Navarra sin haberse consumado el matrimonio por lo que, ante la necesidad de tener un heredero, estaba decidido a divorciarse de ella. Consiguió un rápido divorcio alegando un "maleficio" que le impedía tener relaciones físicas con su esposa, apoyado por el testimonio favorable a su capacidad sexual aportado por tres prostitutas.

Por aquel entonces la reina Isabel dio a luz a Alfonso que pasó a ocupar el segundo lugar en la línea de sucesión, apartando a su hermana Isabel, nacida en 1541. Ante la duda que el propio Enrique tenía sobre el éxito de su segundo matrimonio decide, fuera de toda costumbre, pagar la dote de su prima y futura mujer.

El 11 de Julio de 1454 muere el rey Juan II y el 22 de Enero de 1455 se celebra la boda por poderes. Esta vez Juana regresa a Castilla como reina acompañada de doce doncellas, dos de ellas, Beatriz de Lemos y Guiomar de Castro, mas inclinadas a la seducción de  lo que conviene a las doncellas.

El nuevo rey doblaba la edad de su esposa, era alto, corpulento, de cabello cobrizo y piel bronceada. Con fama de culto, sensible, voluble, terco y cínico. Extravagante, se vestía según la costumbre árabe.




 
Enrique IV.


La reina, que no sobresalía en cuestiones políticas ni religiosas, es descrita como poseedora de gran belleza y carácter frívolo. Con cabello oscuro, piel muy blanca y rasgos finos.

Debido a las características del primer matrimonio de Enrique, los cronistas demuestran un interés especial por todo lo relacionado por las relaciones físicas del matrimonio, animados además por la decisión del rey de suprimir la bárbara costumbre de mostrar las sábanas después de la noche de bodas (ceremonia que tantas humillaciones le había provocado en su anterior matrimonio) pudiéndose encontrar referencias de lo más contradictorias al respecto.

El actor Pablo Derqui interpretando a Enrique IV.
Foto: rtve

Ya instalados en Segovia, el Alcázar favorito de Enrique, comenzaron los primeros choques entre el rey y su valido Pacheco, marqués de Villena, por causa de la reina. Será una constante en Castilla que el ministro que propusiera una prometida al rey acabase por entrar en conflicto con ella después de casada.

En este caso la reina no ignoraba que un antepasado de Villena, Diego López Pacheco había sido uno de los asesinos de su bisabuela Inés de Castro, lo que provocaba un recelo contra él y su preferencia por Beltrán de la Cueva.

El actor William Miller interpretando a Beltrán de la Cueva.
Foto: rtve

Beltrán de la Cueva hizo una gran carrera política en la corte en poco tiempo. De edad próxima a la reina, vanidoso y muy atractivo sabía como agradar y satisfacer los caprichos del rey. Pronto comenzaría el deterioro de la relación del rey con Villena y el enaltecimiento de la figura de Beltrán de la Cueva.

Al mismo tiempo surgieron rumores explícitos sobre la homosexualidad del rey y sobre las relaciones de la reina con el nuevo favorito a instancias del propio monarca. El favorito ya se permitía dar consejos sobre política al rey, que seguía sin descendencia cinco años después de su boda.

A petición de Villena, el infante Alfonso fue llevado desde Arévalo -donde vivía con su madre- a la corte de Aranda acompañado por su hermana la infanta Isabel para recibir una educación conveniente como heredero y futuro rey, dada la falta aún de descendencia del monarca.

Es curioso cómo poco tiempo después de la llegada de los infantes a la corte se produjo el ansiado acontecimiento al quedarse embarazada la reina a finales de 1462 siete años después de su boda y estando el rey en Logroño durante la probable fecha de la concepción.

Un viajante alemán relató cómo un médico judío habría obrado la primera fertilización in vitro conocida para solucionar de una vez por todas el problema de impotencia parcial que padecía el monarca.

Agradecido el rey por la buena noticia, otorgó a la reina la jurisdicción de Aranda, donde se había producido el acontecimiento y ordenó que el nacimiento se produjera en Madrid por considerarla una villa más saludable debido a sus bosques y aguas. Para el traslado de la comitiva a Madrid la reina viajó en la mula del rey, honor máximo que en esa época un monarca podía dedicar a una persona.

 
Dibujo de J. Cornelius Vermeyen del viejo Alcázar.1534.

BIBLIOGRAFÍA

Infantas de Portugal, Rainhas em Espanha. Marsilio Cassotti. Ed. A esfera dos livros. 6ª ed. 2012.

martes, 22 de enero de 2013

Ana Moura


Foto: anamoura.net


El jueves 21 de febrero a las 22:30h, Ana Moura (léase Mora, así como Mourinho se lee Moriño) estará en el Teatro Lara de Madrid, conocido como la bombonera, para presentarnos su último disco DESFADO.

Hablar de Ana Moura no es hablar de una fadista más (lo que ya sería mucho). Ella tiene una voz y una visión amplia de la música portuguesa en general y del fado en particular que la han convertido en una estrella internacional. 

Sus canciones susurran emociones con una elegancia exquisita. Su estilo tiene una gran personalidad que la hace diferente a todas las demás. Su relevancia fuera de Portugal es sorprendente para una artista que empezó como cantante de fado. Ha cantado con Rolling Stones, Prince y Caetano Veloso. El productor de su último trabajo es Larry Klein, el mismo de Herbie Hancock, Madeleine Peyroux ó Melody Gardot. Atrae a un público de todas las edades y agota las localidades allí donde actúa.

Desfado es ya su quinto disco desde Guárdame la vida en la mano, el primero de ellos, editado en 2003. Ha cantado en el Town Hall y Carnegie Hall de Nueva York, Casa da Música de Oporto, Coliseo de Oporto y de Lisboa, Canadá, Alemania, Holanda, Italia, Japón, República Checa, Bélgica, Francia y España.

Tiene dos discos de Platino, el Premio Amalia a la mejor intérprete 2007. Recibió el Globo de Oro a la Mejor intérprete individual en 2010, en competición con Carminho, David Fonseca y Rodrigo Leão.


Foto: anamoura.net

Fue convidada por Tim Ries (saxofonista de los Rolling Stones que se quedó prendado  de su voz -y no sólo- a través de un disco que encontró en Japón) a participar en el 2º volumen del recopilatorio The Rolling Stones Project. Poco después fue sorprendida por Mick Jagger, cuando este actuaba en el Estadio de Alvalade de Lisboa, haciéndola subir al escenario para cantar con él ante 30.000 personas su versión de No Expectations


Foto: anamoura.net

Y en 2010 fue Prince, declarado fan de la fadista, quien esta vez la convidó a colaborar con él en el Festival de verano Super Bock Super Rock.


Foto: theartsdesk.com

En Junio de 2012 la guapísima cantante estuvo en los Teatros del Canal de Madrid, dentro de la programación del II Festival de Fado obteniendo otro éxito arrollador. 

Foto: theartsdesk.com

lunes, 14 de enero de 2013

El Obispo de Silves

Arranque de los muros de la antigua Iglesia de San Juan.
Plaza de Ramales.

Curioseando sobre las diez iglesias intramuros mencionadas en la Carta de Otorgamiento del Fuero de Madrid nos encontramos con un curioso personaje citado por todos los cronistas y relacionado con una de ellas ya desaparecida, la iglesia de San Juan Bautista. Esta iglesia fue consagrada por el Obispo de Silves (Portugal). Vamos a averiguar algo más sobre el que puede que sea nuestra primera Pessoa en Madrid.

D. Fernando Chueca Goitia contaba sobre esta iglesia que 
...tiene unos orígenes muy antiguos pues es una de las seis mencionadas en el apéndice 1º del Fuero de Madrid (1202) que existían intramuros de la villa, apiñadas en torno al Alcázar (Santiago, San Juan, San Miguel de la Sagra, San Nicolás, Santa María y el Salvador). Tan antigua es que los “historiadores” de la Villa, -y ello hacia escandalizar a don Elías Tormo que los motejaba de “fantásticos”-, contaban que la iglesia de San Juan Bautista había sido fundada nada menos que por un emperador romano y consagrada por fray Roberto, obispo de Silves (Portugal) en 1224 o 1254 y que era de culto católico mientras que su vecina Santiago era de los godos arrianos, siendo junto con Santa María y San Pedro las únicas iglesias que se citan en el siglo XVII como consagradas.


La iglesia de San Juan señalada con el nº 62
en el plano de Mancelli. 1623. 

... y con la letra F en el plano de Texeira. 1656


De la descripción de Chueca nos llaman la atención dos hechos algo insólitos: que fuera fundada por un emperador romano y el ya mencionado que fuese consagrada por un obispo portugués.

ORÍGENES

El primero de los hechos se debe, efectivamente, a la fantasía de algunos cronistas de la Villa durante el siglo de Oro que, deseosos de constatar la mayor antigüedad posible para la Villa y Corte (preferiblemente anterior al dominio musulmán), interpretaron erróneamente el significado de los tres tondos que lucían sobre el dintel de su portada principal.

Eran tres medallones circulares de piedra, que mostraban los siguientes motivos esculpidos, de derecha a izquierda: El Agnus Dei de los santuarios bizantinos o cordero con lábaro, una cruz griega de extremos redondeados y rodeada de una circunferencia pintada en rojo, y, finalmente, un Crismón, anagrama que recoge el nombre de Cristo en griego, con las letras X (chi) y P (ro). Jerónimo de la Quintana quiso ver en la representación del Crismón la constatación de ser un templo de rito Católico Romano ya que las tropas del Emperador romano Constantino I lo adoptaron en sus estandartes a raíz del Edicto de Tolerancia religiosa dictado en Milán en el año 312.



Dibujo de Jerónimo de la Quintana. Fuente: El Madrid Medieval.

Este templo madrileño, según esa alegre interpretación, ya existiría, nada más y nada menos que durante la vigencia del reino visigodo de Toledo, más en concreto, durante el reinado de Recaredo, primer monarca godo oficialmente católico, tras el III Concilio de Toledo del año 589.

Sin embargo, la utilización de este símbolo cristiano ha sido frecuente en la arquitectura románica empleada durante la Reconquista cristiana. Por tanto, sería más lógico asociar la pertenencia de dichos elementos ornamentales y simbólicos a la corriente artística del románico. Elementos que permanecieron íntegros hasta la reforma que se efectuó en la fachada principal y otras partes del templo a partir de 1609.

El segundo de los hechos, en cambio, si que consta documentalmente. La iglesia de San Juan Bautista fue consagrada en el año 1254 con intervención de Monseñor Fray Roberto, obispo de la lusitana localidad de Silves (entonces capital del Algarve, reconquistada a los musulmanes en 1249 por el rey portugués D. Alfonso III) según licencia otorgada por D. Sancho de Rojas, Arzobispo de Toledo, el 7 de julio de dicho año, bajo el reinado del monarca catellano-leonés, D. Alfonso X el Sabio.

El hecho de que un obispo portugués consagrara un templo madrileño en el siglo XIII se debe a la disputa que por el Algarve mantuvieron castellano-leoneses y portugueses. El conflicto se resolvió con la firma de la paz del rey castellano con Alfonso III de Portugal, en la cual se acordó la soberanía de derecho de Alfonso X sobre dicha comarca portuguesa, y el gobierno efectivo del monarca luso sobre la misma, incluyendo la decisión de casar a Beatriz, hija natural del Rey Sabio, con el rey portugués.

De este modo hemos matado dos pájaros de un tiro: Saber por qué un obispo portugués consagró la desaparecida iglesia románico-mudejar de San Juan Bautista y el motivo por el cual los monarcas españoles ostentan, todavía hoy, el título honorífico de rey de los Algarbes.


Regíón del Algarve y su antigua capital Silves.

LA IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA

Es en la época de su consagración cuando el templo adquiere su aspecto conforme a la arquitectura románico-mudéjar imperante en esta zona de Castilla. Se trataba de un pequeño templo de tres naves de planta basilical, con ábside semicircular románico y torre dotada de campanario situada en el lado del Evangelio de la fachada principal.



Planta de la iglesia de San Juan, según
Juan Gómez de Mora. Hacia 1648.
Fuente: El Madrid Medieval.

A partir de 1609 se efectuó una reforma en la fachada principal y otras partes del templo, cuando esta parroquia absorbió la feligresía y funciones del Convento de San Gil el Real, casi medianero al Real Alcázar, y parroquia del mismo hasta ese momento. Desde esa fecha, la modesta iglesia de San Juan Bautista se convirtió en Parroquia del Real Palacio y vivió acontecimientos como el bautizo de la Infanta Margarita de Austria, hija de Felipe IV e Isabel de Borbón, en 1624. A pesar de su modesto tamaño, el templo incluía capillas de linajes tan destacados como los Solís, Lujanes, Herreras, o la de D. Gaspar de Fuensalida, donde fue enterrado Velázquez en 1660.

Iglesia de San Juan Bautista. "Imagen presumible de cómo esta se
configuraba allá por el s. XVI, según datos de aquel entonces".
 Plumillla. año 2.000. Cortesía de D. Carlos Cano, párroco
de la iglesia de Santiago y San Juan Bautista.


La iglesia fue derribada entre 1809 y 1811, junto a otras muchas, por José Bonaparte y su parroquialidad se refundió entonces con la cercana de Santiago, única de ellas que se reconstruyó en 1811.

En esta última se encuentra desde entonces el único resto conocido de la iglesia de San Juan Bautista (a falta del muy ansiado sepulcro de Velázquez, tras su infructuosa búsqueda en las excavaciones arqueológicas de 1999 a 2002), el magnífico lienzo de Juan Carreño de Miranda que presidía su altar mayor: El Bautismo de Jesús.

Está simbólicamente ubicado sobre el antiguo baptisterio del crucero de la  iglesia de Santiago y San Juan Bautista.


El Bautismo de Jesús. Juan Carreño de Miranda.
Foto: Filipa Iraizoz.


 
Fuentes: 
Manuelblas.Madrid
El Madrid Medieval.
Los restos de la Iglesia de San Juan en la Plaza de Ramales, de Julio Real.