martes, 26 de noviembre de 2013

Fernando Pessoa en Madrid



En estos tiempos de crisis, de desasosiego, en los que la clase dirigente apuesta por un modelo de desarrollo del tipo Las Vegas a costa de lo que sea, donde se considera que el patrimonio histórico es una losa para el crecimiento económico (sic), donde la pervivencia del estudio de las humanidades en las escuelas se pacta -que no debate- en los pasillos de las sedes parlamentarias, donde no interesa que se piense y donde ya se oyen lamentos porque el turismo viene menos a nuestra Comunidad, ha  llegado a Madrid, por unas horas, al menos en espíritu, Fernando Pessoa.

Sosegadamente, de la mano de las actividades de una XI Mostra Portuguesa que apuesta por el diálogo cultural, se han reunido en una acogedora sala de tamaño medio, con asientos apilables, llegados desde Lisboa y Palma de Mallorca, dos grandes intelectuales simplemente para hablar de Pessoa. Alrededor de ellos un público muy variado, desde diplomáticos hasta estudiantes, pero todos con el mismo brillo en los ojos que da la sed de cultura, el placer de querer aprender, de saber más. No había políticos.

Se habló de la última edición traducida al español del Libro del desasosiego, en el que Pessoa trabajó toda su vida. Es una obra inacabada e inacabable, un universo entero en expansión cuyo valor literario y vital es infinito. En sus páginas está la representación de todo un mundo, como ocurre en la obra de otros escritores renovadores como JoyceKafka, por cierto, todos ellos  pertenecientes a las periferias de esta Europa centralizadora. No vimos políticos.

Se quiso saber más de los heterónimos y los semi-heterónimos pessoanos (como este Bernardo Soares, falso autor del libro, que es, según Pessoa, "un semi-heterónimo porque no  siendo mía la personalidad, es, no diferente de la mía, sino una simple mutilación de ella"), de la presencia de la locura en el arte y de la necesidad de conocer las múltiples personalidades que podemos llegar a ser. No había políticos.

Se expuso una interesante primicia sobre la hipotética amistad entre Fernando Pessoa y Jorge Luis Borges, basada en las entrevistas dadas por este último en Lisboa. Se recordaron los desencuentros entre PessoaUnamuno, con las lenguas como tema de fondo. El contacto existente entre un joven Pessoa y Ramón Gómez de la Serna y el deseado, nunca ocurrido y que tantas cosas habría cambiado, entre Pessoa y Federico García Lorca. No vimos políticos.

Entre muchos más temas, se abordó el de la decadencia y el posterior Regeneracionismo de comienzos del siglo XX. En Portugal, Pessoa y muchos otros intelectuales se pusieron manos a la obra encabezando los movimientos de vanguardia. Estaba todo por hacer, comenzando por la que debía ser la nueva clase dirigente, por las élites. Si a la aristocracia de la sangre le había sucedido la del dinero, entonces era el momento de que dirigiera la élite del pensamiento. Para Pessoa serían los poetas, para Ortega y Gasset, desde España, los filósofos. Ninguno andaba desencaminado y, ¡naturalmente!, no asistió ningún político.

Cerró la charla un colofón de lo más lusófilo posible al recordarnos que si Luis Vaz de Camões había inaugurado la literatura de la edad moderna con la epopeya Os Lusiadas (1572), si agotada ya la era moderna, Fernando Pessoa es el último gran representante de este ciclo literario, ahora le tocaría, otra vez, a un poeta portugués abrir el nuevo periodo renovador del pensamiento en Europa. Se abrió una ronda de preguntas entre un público interesado y ávido por conocer.

Texto: Antonio Iraizoz      

miércoles, 20 de noviembre de 2013

La duquesa de Aveiro

 

La duquesa de Aveiro, por Francisco Ignacio Ruiz
 de la Iglesia. 1693-1704. Museo del Prado.

En el Museo del Prado encontramos uno de los cuatro retratos que el testamento de D. Joaquín Ponce de León, VII duque de Arcos menciona de su madre Dª María Guadalupe de Lencastre y Cárdenas (1630-1715), VI duquesa de Aveiro.

En él aparece de medio cuerpo, vestida de viuda, teniendo en la mano izquierda una doble cruz de plata y, como dijo Diego Angulo, acusa en su semblante el cruel paso del tiempo. Con posterioridad, el retrato se inscribió en un marco pintado de forma oval con la inscripción DECUS INMORTALE TUORUM AETATISUAE 85 (Alcanzó la gloria inmortal, a la edad de 85).

Nos encontramos ante un personaje netamente ibérico que, en pleno periodo barroco, tuvo fama de connoisseur, de poseer una gran cultura visual nada común entre las mujeres de su rango y una profunda religiosidad, según cuentan Palomino y numerosos testimonios de la época como Saint-Simon, sor Juana Inés de la Cruz, el jesuita Eusebio Francisco Kino, los virreyes de México o Barbosa Machado.

María Guadalupe pertenecía a una de las familias portuguesas de mas grande alcurnia, los Lencastre (también escrito Alencastre, Lancastro, Láncaster), descendientes del rey D. João II (1455-1495). Nacida en el palacio de los duques de Aveiro en Azeitão, era hija de D. Jorge de Lencastre, duque Aveiro y de Torres-Novas y de su segunda mujer, la española Dª Ana María de Cárdenas y Manrique de Lara, duquesa de Maqueda.

Su hermano D. Raimundo, IV duque de Aveiro, tomó el partido de Felipe IV después de la sublevación de 1640, teniendo que pasar a España en 1659, por lo que su casa y bienes fueron confiscados por la corona portuguesa en 1663. Cinco años mas tarde se restituyeron todos los títulos en D. Pedro de Lencastre, tio de Raimundo y de María Guadalupe.

En 1660 María Guadalupe se instaló en España acompañando a su madre, donde echó raíces y se casó cinco años más tarde con D. Manuel Ponce de León (1633-1693), VI duque de Arcos. Un año después de su matrimonio, María Guadalupe hereda todos los títulos de su hermano Raimundo, muerto sin sucesión. Poco después muere en Portugal su tío D. Pedro y reclama judicialmente a la administración portuguesa el título de Aveiro que le será finalmente reconocido en 1679.

Así, desde el principio de su matrimonio se encuentra a la cabeza de un importante patrimonio propio, independiente del de su marido. Esto le permitió realizar sus principales proyectos como eran la evangelización de regiones lejanas (China, Japón, Filipinas, América) y los que tenían que ver con una curiosidad intelectual que abarcaba todas las áreas del conocimiento como lo demuestra su impresionante biblioteca, sin rivales en su época.

María Guadalupe murió en olor de santidad en Madrid, en su casa de la Calle del Arenal esquina al actual callejón de San Ginés, en el lado opuesto al de la Iglesia de San Ginés, el 7 de febrero de 1715 y fue enterrada en el Monasterio de Guadalupe (Cáceres), del que ella y su familia eran benefactores, junto a su madre y hermano.



Casa de los duques de Arcos, junto a la iglesia de San Ginés en 1656,
 cuatro años antes de su llegada a Madrid. Plano de Teixeira.
 
 
Túmulo de la duquesa de Aveiro. Monasterio de Guadalupe. Cáceres.


LA PINTURA

Palomino atribuye a María Guadalupe en el primer tomo de El museo pictórico y escala óptica, publicado el año de la muerte de la duquesa, una gran pericia en la comprensión de la pintura, tanto teórica como práctica.

Su casa de la calle del Arenal poseía una notable colección de pintura con obras de Brueghel el joven, Corregio, Luca Giordano, Seghers, Van Dyck, Paul de Vos, Snyders, así como de los españoles Carreño, El Greco, Morales, Murillo, Ribera y Velázquez.

De su propia autoría se conocen dos retratos realizados en 1651, durante su etapa lisboeta, del padre teatino Alberto María Ambiveri, otro de Nuestra Señora de la Piedad, una Virgen María y varios temas sagrados para diferentes conventos de Lisboa en 1655.

Además del retrato de la duquesa de Aveiro con el que iniciamos el artículo, existe otro de 1682 en la antesacristía del monasterio de Guadalupe que no puede contrastar más con el primero. Está representada bastante joven, sin aparentar los 52 años que tendría y figura acompañada de sus tres hijos. Todos los personajes visten garbosamente a la moda de la corte de Carlos II.
 
Retrato de María Guadalupe, duquesa de Aveiro,
 Maqueda y de Arcos con sus tres hijos. 1682.
Autor desconocido. Monasterio de Guadalupe.


LA BIBLIOTECA

Antonio de Zamora y Saúl Rada Ragozi aseguran que la duquesa de Aveiro habló seis lenguas y tenía conocimientos de Filosofía, Teología Moral y Escolástica, Historia, Cosmografía, Esfera y Mapa. De hecho formó una biblioteca excepcional que, como suele ocurrir con bastante frecuencia, su hijo D. Joaquín Ponce de León y Lencastre no supo mantener y dispersó.

Se conserva el manuscrito de su inventario compuesto por 120 folios agrupados en nueve secciones cuyos títulos sugieren una tentativa de distribución por materias. La biblioteca estaba compuesta por 4374 volúmenes publicados en todos los centros libreros de Europa y América.

Capítulo especial merecen los diez diccionarios de lenguas muertas-lenguas vivas, cinco gramáticas europeas, una del cumanagota (idioma nativo del Caribe), dos de biblioteconomía así como catálogos e inventarios de otras conocidas bibliotecas y librerías.

Su biblioteca corresponde, según Luis Miguel Enciso Recio, al modelo de biblioteca barroca con predominio de contenidos religiosos con la huella del catolicismo tridentino.

Cabe destacar dos grupos de obras que por si solos justifican la fama de connoisseur de la que habla Palomino: los veintitrés libros de emblemática y los doce tratados artísticos, encontrándose en este último grupo los tratados de Alberti, Durero, Lomazzo, Palladio, Vasari, Barozzi y Vitrubio, entre otros.

Idea de un Príncipe político Christiano. Empresa V.
 Diego de Saavedra Fajardo. Ámsterdam. 1659.
(Libro de Emblemas nº 20 en la relación de Luis de Moura
 sobre la biblioteca de la duquesa de Aveiro)

De Architectura. Vitrubio. Edición de 1567.
(Nota: El tratado nº 12 de la relación de Luis de Moura
sobre la biblioteca de La duquesa de Aveiro era un
 Vitrubio editado en Amsterdam de 1649)  



BIBLIOGRAFÍA

María Guadalupe de Lencastre (1630-1715). Cuadros, libros y aficiones artísticas de una duquesa ibérica. Luís de Moura Sobral. Quintana Nº 8. 2009

Mujeres peninsulares entre Portugal y España. María Isabel Barbeito Carneiro. Península. Revista de Estudos Ibéricos. nº 0. 2003.

Deleitando enseña: Una lección de emblemática. Exposición de la Universidad de Navarra. 2009.

martes, 19 de noviembre de 2013

Livro do desassossego-Libro del desasosiego


Pocas veces va a estar Fernando Pessoa tan presente en Madrid como esta tarde en la mesa redonda que, con ocasión de la reedición del Libro del desasosiego, se celebra en el Teatro Fernán Gómez Centro de Arte (Sala II) de Madrid a las 20:15 h, dentro de las actividades de la XI Mostra Portuguesa.

Participan el profesor, ensayista y traductor el libro, Perfecto Cuadrado y el investigador portugués y divulgador de la obra del poeta Fernando Pessoa, José Blanco. Modera la periodista y filóloga Mercedes Monmany. La entrada es libre hasta completar el aforo.

Para los que se quieran iniciar, sosegadamente, en el universo pessoano: ¡No se lo pueden perder!

martes, 12 de noviembre de 2013

Domingos Sequeira


Autorretrato de perfil. c. 1810.
Museu Nacional de Arte Antiga. Lisboa.

Se acaba de inaugurar en el Museo del Romanticismo la exposición temporal titulada "En el umbral de la modernidad Domingos Sequeira. Un pintor portugués (1768-1837)".

Esta exposición se inscribe dentro de la XI Mostra Portuguesa y es uno de sus platos fuertes. Pretende acercarse a la figura del artista portugués más importante del cambio de siglo y fundamental en la introducción del romanticismo pictórico en Portugal. Aún así es muy poco conocido entre nosotros ya que nunca antes había sido presentado en España.

Estudio para la ‘Vajilla Wellington’.
Pluma, pincel y aguada de tinta negra sobre papel, 1812.


Se exponen veintinueve pinturas y dibujos (procedentes del Museu Nacional de Arte Antiga, de Lisboa y del Museu Nacional Soares dos Reis, de Oporto) que ilustran los momentos clave de su trayectoria vital y profesional. Unos momentos que son, a su vez, cruciales para la historia portuguesa.

España y Portugal han vivido permanentemente dándose la espalda y al mismo tiempo recorriendo caminos paralelos en momentos tan cruciales como fue el de la superación del Antiguo Régimen. Ambos países compartieron la traumática experiencia de la invasión francesa, sus familias reales estaban emparentadas y vivieron casi en simultáneo la breve experiencia liberal y el regreso del absolutismo.

En este contexto, Domingos Antonio de Sequeira destaca por ser un pintor formado en el ámbito académico, que tiene la capacidad de evolucionar en una búsqueda personal incesante, marcada por muchas influencias y condicionada tanto por su  delicadeza dieciochesca como por su personal temperamento.

Estudio para ‘Leyenda del nacimiento de don Afonso Henriques’.
Pluma y aguada de tinta china sobre papel, 1802-1807.


En sus obras se sigue el rastro conceptual y estilístico del siglo XVIII, pero también las nuevas ideas asociadas al romanticismo, como el sentimiento de lo trágico, la utilización del presente como tema pictórico o la valoración del concepto de privacidad e intimidad.

La exposición está organizada en un recorrido cronológico, diferenciando tres grandes secciones: los primeros años de producción, el retrato y la etapa de madurez.

El recorrido comienza con los Estudios para la muerte de Cleopatra, donde observamos las influencias clasicistas recibidas durante su estancia en Italia. También podemos ver la evolución del género de la alegoría, género clásico y aristocrático al servicio del Antiguo Régimen, que desemboca en la representación de tiempos modernos como la Alegoría de Junot protegiendo la ciudad de Lisboa.

Estudio para una figura de Cleopatra muerta.
Carboncillo y tiza sobre papel marfil, 1791-1794


Alegoría de Junot protegiendo la ciudad de Lisboa.
Óleo sobre lienzo, 1808

La segunda sección tiene deliciosos retratos como el Mariana Benedita, hija del pintor, tocando la espineta o el de la Familia del I vizconde de Santarém, de serenas líneas y códigos de estética neoclásica, los románticos retratos de su mujer, hija y otros personajes o sus veraces autorretratos.

Mariana Benedita Vitória de Sequeira, hija del pintor,
tocando la espineta. Óleo sobre lienzo, 1822-1823

La familia del I vizconde de Santarém. Óleo sobre lienzo, ca. 1813

Mujer e hija de Sequeira. 1813-1814.

João Pedro Quintela. Carboncillo y aguada
de tinta negra sobre papel, 1812-1813.

Cuando los diputados de las cortes liberales redactaron y aprobaron la efímera constitución portuguesa de 1822, Sequeira retrata no sólo a los políticos que la hicieron posible sino también al pueblo portugués que acogió la primera experiencia de parlamentarismo liberal en el dibujo Entrada de público a una sesión de las Cortes.

Retrato del diputado João da Cunha Sotto-Maior.
Carboncillo y tiza sobre papel pardo, 1821
 

Entrada de público a una sesión de las cortes. 1821-1822


La tercera sección dedicada a la etapa de madurez muestra obras pintadas en Francia y en su retiro romano tras la breve experiencia liberal. Para el Salón de París de 1824 pinta La muerte de Camões, del que se expone un boceto preparatorio. Una célebre escena de La Divina Comedia de Dante le inspira el estudio del Ugolino y sus hijos en prisión, tema que se popularizó en el siglo XIX como alusión a los políticos despiadados.

Estudio para "La muerte de Camões". 1823-1824.

Estudio para ‘Ugolino y sus hijos en prisión’.
Pluma y aguada de tinta parda sobre papel, 1825-1830.


La pintura de los últimos años de su vida está dedicada, entre otras, a la temática religiosa de la que podemos ver la Coronación de la Virgen, de clara estética mística y una mancha con probables influencias del inglés Turner.

La Coronación de la Virgen (óleo sobre lienzo, 1820-1823)

Mancha: un naufragio (pincel y tinta parda sobre papel)

Espero que disfrutéis de la exposición y del descubrimiento de este gran artista portugués situado en el umbral de la modernidad y a caballo entre el Clasicismo y el Romanticismo, de manera similar a lo que supuso la figura de su contemporáneo, Francisco de Goya, en el ámbito español.


Fuente: Museo del Romanticismo

martes, 5 de noviembre de 2013

Terremoto en Lisboa (y II)



Mapa inglés de la Península ibérica. 1756

S. M. el rey D. Fernando VI ha pedido al Obispo de Cartagena y Gobernador del Supremo Consejo de Castilla que elabore un exhaustivo informe sobre las consecuencias que el terremoto de Lisboa ha tenido en España mediante una encuesta por todo el territorio.

Para realizar tan magna encuesta se ha confeccionado un cuestionario de ocho preguntas dirigido a las personas de mayor razón de las capitales y pueblos de cierta importancia, para que contestasen lo más rápido posible y con sus respuestas tener una idea más acertada de la incidencia de la catástrofe en España.

Las preguntas han sido las siguientes:


1.- ¿Se sintió el terremoto?
2.- ¿A qué hora?
3.- ¿Cuánto tiempo duró?
4.- ¿Qué movimientos se observaron en los suelos, paredes, edificios, fuentes y ríos?
5.- ¿Qué ruinas o perjuicios se han ocasionado en las fábricas?
6.- ¿Han resultado muertes o heridas en personas o animales?
7.- ¿Ocurrió otra cosa notable?
8.- Antes de él ¿hubo señales que lo anunciasen?

La carta circular se envió el 8 de noviembre y ya se han recibido 1273 respuestas  notándose en algunas de ellas carencias importantes de información, exageraciones o imprecisiones. Muchas de ellas han aludido al maremoto que no estaba incluido en la encuesta.


Toda esta documentación se va a custodiar en el Archivo Histórico Nacional al mismo tiempo que el marqués de Pombal está realizando un informe similar en el territorio portugués.


CONSECUENCIAS DEL TERREMOTO EN MADRID

Sobre este aspecto, las noticias que nos han llegado desde los pueblos de cierta importancia de la provincia de Madrid y desde la capital del reino
han sido muy extensas y, en algunas ocasiones, muy elocuentes.

Además de la ciudad de Madrid, han contestado a la encuesta del Supremo Consejo de Castilla los alcaldes y regidores de 53 pueblos importantes, desde Alameda del Valle hasta Zarzalejo. Todos ellos manifiestan hechos muy similares ocurridos a la misma hora y lugar ya que la mayoría de la población se encontraba en las iglesias asistiendo a la misa mayor de la festividad de Todos los Santos.

Los hechos y repercusiones materiales se pueden resumir en haber escuchado un fuerte ruido subterráneo seguido de temblores mas o menos intensos que han provocado movimiento de sillas y bancos, tambaleo cuando no caída de imágenes y candelabros de los retablos, balanceo de lámparas, toque autónomo de campanas y campanillas, caída de cascotes y yesones de muros, de pintura y nubes de polvo, bamboleo y mimbreo de torres o campanarios y fisuras o grietas de muy variada importancia en muros y bóvedas. 

En cuanto a las consecuencias personales también coinciden todos en describir escenas de mareo, pánico y huidas precipitadas hacia el exterior de las iglesias y las casas, regresando  a ellas una vez pasados los temblores.

Destacamos a continuación los informes de algunos pueblos que han manifestado daños materiales o personales más significativos:

Alcalá de Henares. Cayeron varias cornisas y aleros de los tejados de casas y de la Iglesia de los Clérigos Menores. Dejó de correr por breve tiempo el agua de dos fuentes. Un opositor a Cátedra de Leyes andaluz vio la tarde anterior, al ponerse el sol, arreboles en forma de palma que es señal indefectible de terremoto en su tierra.

Fuenlabrada. Se registró la separación de los arcos torales, desunión de la fábrica y alguna ruina de la iglesia. Subió del agua hasta el brocal de los pozos y algunas mujeres sufrieron ataques epilépticos.

Leganés. La campana del reloj de la torre de la iglesia dio sola setenta campanadas. El arco toral de la iglesia quedó resentido y el costo de los reparos que se deben ejecutar será de cuatro mil y más reales.

Madrid. Hay que lamentar la muerte de dos niños de apenas diez años de edad al caer sobre ellos la cruz de la iglesia del Buen Suceso en la Puerta del Sol.


La Capilla del Obispo ha quedado cerrada hasta que se reparen los arcos que sujetan el coro, la techumbre de obra mosaica, sus arcos y molduras al haber quedado sumamente sentidos y quebrantados.



En el convento de Dominicas de Santa Catalina de Sena se está hundiendo gran parte de su fábrica, el coro y dos tramos de la bóveda, tiene otras muchas quiebras y la fachada que mira a la callejuela de Santa Catalina está muy mala.

Convento de Santa Catalina de Sena, en la carrera de San Jerónimo,
 señalado con el nº XXXVI en el plano de Teixeira. 1656.

Se han inspeccionado numerosos edificios, templos y cuarteles que tenían quiebras o desplomes sus muros y remates, dándose orden de apear y reparar por parte de sus dueños o administradores para evitar su ruina.

Rascafría. En el real monasterio del Paular se han abierto las paredes de la iglesia y la media naranja tiene diferentes aberturas del gran movimiento que tuvo. Está cerrada sin poder usar de ella.

Robledo de Chavela. La iglesia y el campanario se descascó y tembló con tal especialidad que una de las principales campanas se dividió de medio a medio.

Villaverde. La iglesia parroquial de San Andrés Apóstol tiene quiebras en su Capilla mayor y su torre ha quedado alguna cosa vencida.

A pesar de tener que lamentar dos víctimas mortales causadas por el terremoto en la capital del reino, tenemos que señalar que la ciudad de Cádiz ha sido, por ahora, la más afectada de nuestro territorio tanto en pérdidas humanas como materiales por haber sufrido además un terrible maremoto.

Antes de recibir la carta circular del Supremo Consejo de Castilla, el Gobernador de Cádiz envió motu propio varios informes exhaustivos datados desde el día 4 hasta el 9 de noviembre del año en curso que componen un dramático y extenso relato de 21 hojas en total. 


Mapa de España de Tomás López. 1767.
Documento propio.



ARTÍCULOS RELACIONADOS:

Terremoto en Lisboa (I)




BIBLIOGRAFÍA

Los efectos en España del terremoto de Lisboa (1 de noviembre de 1755). José Manuel Martínez Solares. Monografía nº 19. Dirección General del Instituto Geográfico Nacional. Ministerio de Fomento. 2001. 

Dona Maria I, a vida notável de uma reinha louca. Jenifer Roberts. Ed. Casa das letras. Alfragide. 2012.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Terremoto en Lisboa (I)

Imágenes de Lisboa antes y después del terremoto

El pasado sábado 1 de noviembre de 1755, festividad de Todos los Santos, un devastador terremoto ha asolado la ciudad de Lisboa. El seísmo está siendo objeto por primera vez de estudios científicos, calificándose de 9 grados su magnitud. Sus efectos se han percibido no solo en la península Ibérica sino en gran parte de Europa occidental. 

El terremoto comenzó poco antes de las 10 horas de una calurosa mañana mientras numerosos fieles  asistían en las iglesias a la misa mayor por Todos los Santos y su duración ha sido de algo más de seis minutos. Debido al fuerte temblor, las velas  encendidas en todas las casas e iglesias se volcaron originando incendios por toda la ciudad que han durado cinco días.

Se produjeron réplicas del seísmo hasta las 12 horas del mediodía que han destruido por completo todo tipo de edificaciones de la Baixa lisboeta (la zona más frágil de la ciudad al estar edificada sobre terrenos arenosos).
 



Sobre las 11 horas el mar retrocedió hasta dos kilómetros de la orilla de las playas, pudiéndose observar restos de antiguos naufragios, para hacer llegar a continuación tres enormes olas de entre 6 y 20 metros de altura que han roto sobre la ribera norte del río Tajo.
 
El maremoto ha destruido la poca edificación que quedaba en pie y en total han muerto  unos 12.000 lisboetas, muchos de los cuales trataban de huir por mar de la destrucción y los incendios generalizados por toda la ciudad.

Se sabe que las olas han arrasado también el Golfo de Cádiz provocando más de mil víctimas y que han alcanzado también las costas del norte de África y de América de Sur.


D. José I de Portugal

Tanto S. M. el rey de Portugal D. José I como la Familia Real no han sufrido ningún daño por encontrarse en el momento de los hechos en una excursión fuera de la ciudad. No se puede decir lo mismo del Palacio Real de la Ribera, su Capilla Real convertida en Basílica Patriarcal (prodigiosa réplica neoclásica a menor escala del Vaticano encargada por D. João V, padre del actual monarca luso), los Archivos y Bibliotecas reales, que se han destruido por completo perdiéndose todos sus documentos históricos.



Bocetos para la Basílica Patriarcal de Lisboa.
Fuente: Museo Nacional de Arte Antiga.

Se están produciendo numerosos actos de pillaje y saqueo de los magníficos tesoros que han quedado entre las ruinas del complejo Real del Palacio de la Ribera y de otros palacios particulares.


El Complejo Real del Palacio de la Ribera antes de la catástrofe.
Terreiro do Paço. Lisboa

Sebastião José de Carvalho e Melo, marqués de Pombal, primer ministro de S. M. y  principal representante del actual sistema de gobierno ilustrado ha reaccionado con gran decisión y serenidad ante la catástrofe, respondiendo a quien le preguntó qué hacer: "¿Ahora?, cuidar de los vivos y enterrar a los muertos".

Ya está planificando e impulsando personalmente la reconstrucción de Lisboa -que prevé terminar en un año-, ha restablecido el orden público y ordenado la detención de los responsables de los saqueos.


Sebastião José de Carvalho e Melo,
marqués de Pombal.

La repercusión en la cultura europea ha sido inmediata. Voltaire ha anunciado un próximo poema titulado Poème sur le désastre de Lisbonne y un cuento filosófico titulado Cándido o el optimismo, sobre el desastre; se prevé que Rousseau quiera rebatir a Voltaire en forma de carta; Kant está preparando un moderno ensayo que explicaría los terremotos  por causas naturales, antes que sobrenaturales y Goethe va a disertar próximamente sobre la catástrofe.


 
Por su parte, S. M. el rey de España D. Fernando VI, doblemente cuñado del monarca luso por su matrimonio con Dª Bárbara de Braganza y por el de su hermanastra María Ana Victoria de Borbón con D. José I, sintió el terremoto cuando se encontraba en el Monasterio de San Lorenzo del Escorial.

S. M. se desplazó inmediatamente a Madrid donde se le ha informado  que entre las víctimas del terremoto se encontraba el embajador de España en Portugal D. Bernardo de Rocaberti, conde de Perelada. Los hechos ocurrieron cuando al intentar huir de la sede diplomática se desplomó sobre él la fachada de la embajada, muriendo con él nueve criados y salvándose un hijo de corta edad.
 
 
S. M. D. Fernando VI


Al no disponer ahora de embajador, S.M. ha enviado como emisario a Lisboa al Conde de Aranda para expresar las condolencias de España por la gran catástrofe ofreciéndole al monarca portugués lo que fuera preciso para reparar los daños, así como gran cantidad de alimentos de primera necesidad.


El conde de Aranda
 
El conde de Aranda estaba alojado en un barracón construido para la ocasión junto al palacio del duque de Aveiro cuando a los pocos días de su llegada a Lisboa se ha producido un nuevo incendio en el palacio derrumbándose lo que quedaba de él e hiriendo a cinco criados del conde. Ante tanta adversidad, el conde de Aranda regresará a Madrid lo antes posible.
 
Debido a la dificultad para estimar las pérdidas producidas por el terremoto en nuestro territorio y en Madrid en particular (algunos hablan ya de en torno a las 1.275 víctimas y de unas pérdidas materiales valoradas en 53.157.936 reales de vellón) S. M. ha organizado una novedosa iniciativa mediante la participación ciudadana que veremos al detalle en el próximo articulo.



ARTÍCULOS RELACIONADOS.

Terremoto en Lisboa (y II)



BIBLIOGRAFÍA

Los efectos en España del terremoto de Lisboa (1 de noviembre de 1755). José Manuel Martínez Solares. Monografía nº 19. Dirección General del Instituto Geográfico Nacional. Ministerio de Fomento. 2001. 

Dona Maria I, a vida notável de uma reinha louca. Jenifer Roberts. Ed. Casa das letras. Alfragide. 2012.