miércoles, 20 de noviembre de 2013

La duquesa de Aveiro

 

La duquesa de Aveiro, por Francisco Ignacio Ruiz
 de la Iglesia. 1693-1704. Museo del Prado.

En el Museo del Prado encontramos uno de los cuatro retratos que el testamento de D. Joaquín Ponce de León, VII duque de Arcos menciona de su madre Dª María Guadalupe de Lencastre y Cárdenas (1630-1715), VI duquesa de Aveiro.

En él aparece de medio cuerpo, vestida de viuda, teniendo en la mano izquierda una doble cruz de plata y, como dijo Diego Angulo, acusa en su semblante el cruel paso del tiempo. Con posterioridad, el retrato se inscribió en un marco pintado de forma oval con la inscripción DECUS INMORTALE TUORUM AETATISUAE 85 (Alcanzó la gloria inmortal, a la edad de 85).

Nos encontramos ante un personaje netamente ibérico que, en pleno periodo barroco, tuvo fama de connoisseur, de poseer una gran cultura visual nada común entre las mujeres de su rango y una profunda religiosidad, según cuentan Palomino y numerosos testimonios de la época como Saint-Simon, sor Juana Inés de la Cruz, el jesuita Eusebio Francisco Kino, los virreyes de México o Barbosa Machado.

María Guadalupe pertenecía a una de las familias portuguesas de mas grande alcurnia, los Lencastre (también escrito Alencastre, Lancastro, Láncaster), descendientes del rey D. João II (1455-1495). Nacida en el palacio de los duques de Aveiro en Azeitão, era hija de D. Jorge de Lencastre, duque Aveiro y de Torres-Novas y de su segunda mujer, la española Dª Ana María de Cárdenas y Manrique de Lara, duquesa de Maqueda.

Su hermano D. Raimundo, IV duque de Aveiro, tomó el partido de Felipe IV después de la sublevación de 1640, teniendo que pasar a España en 1659, por lo que su casa y bienes fueron confiscados por la corona portuguesa en 1663. Cinco años mas tarde se restituyeron todos los títulos en D. Pedro de Lencastre, tio de Raimundo y de María Guadalupe.

En 1660 María Guadalupe se instaló en España acompañando a su madre, donde echó raíces y se casó cinco años más tarde con D. Manuel Ponce de León (1633-1693), VI duque de Arcos. Un año después de su matrimonio, María Guadalupe hereda todos los títulos de su hermano Raimundo, muerto sin sucesión. Poco después muere en Portugal su tío D. Pedro y reclama judicialmente a la administración portuguesa el título de Aveiro que le será finalmente reconocido en 1679.

Así, desde el principio de su matrimonio se encuentra a la cabeza de un importante patrimonio propio, independiente del de su marido. Esto le permitió realizar sus principales proyectos como eran la evangelización de regiones lejanas (China, Japón, Filipinas, América) y los que tenían que ver con una curiosidad intelectual que abarcaba todas las áreas del conocimiento como lo demuestra su impresionante biblioteca, sin rivales en su época.

María Guadalupe murió en olor de santidad en Madrid, en su casa de la Calle del Arenal esquina al actual callejón de San Ginés, en el lado opuesto al de la Iglesia de San Ginés, el 7 de febrero de 1715 y fue enterrada en el Monasterio de Guadalupe (Cáceres), del que ella y su familia eran benefactores, junto a su madre y hermano.



Casa de los duques de Arcos, junto a la iglesia de San Ginés en 1656,
 cuatro años antes de su llegada a Madrid. Plano de Teixeira.
 
 
Túmulo de la duquesa de Aveiro. Monasterio de Guadalupe. Cáceres.


LA PINTURA

Palomino atribuye a María Guadalupe en el primer tomo de El museo pictórico y escala óptica, publicado el año de la muerte de la duquesa, una gran pericia en la comprensión de la pintura, tanto teórica como práctica.

Su casa de la calle del Arenal poseía una notable colección de pintura con obras de Brueghel el joven, Corregio, Luca Giordano, Seghers, Van Dyck, Paul de Vos, Snyders, así como de los españoles Carreño, El Greco, Morales, Murillo, Ribera y Velázquez.

De su propia autoría se conocen dos retratos realizados en 1651, durante su etapa lisboeta, del padre teatino Alberto María Ambiveri, otro de Nuestra Señora de la Piedad, una Virgen María y varios temas sagrados para diferentes conventos de Lisboa en 1655.

Además del retrato de la duquesa de Aveiro con el que iniciamos el artículo, existe otro de 1682 en la antesacristía del monasterio de Guadalupe que no puede contrastar más con el primero. Está representada bastante joven, sin aparentar los 52 años que tendría y figura acompañada de sus tres hijos. Todos los personajes visten garbosamente a la moda de la corte de Carlos II.
 
Retrato de María Guadalupe, duquesa de Aveiro,
 Maqueda y de Arcos con sus tres hijos. 1682.
Autor desconocido. Monasterio de Guadalupe.


LA BIBLIOTECA

Antonio de Zamora y Saúl Rada Ragozi aseguran que la duquesa de Aveiro habló seis lenguas y tenía conocimientos de Filosofía, Teología Moral y Escolástica, Historia, Cosmografía, Esfera y Mapa. De hecho formó una biblioteca excepcional que, como suele ocurrir con bastante frecuencia, su hijo D. Joaquín Ponce de León y Lencastre no supo mantener y dispersó.

Se conserva el manuscrito de su inventario compuesto por 120 folios agrupados en nueve secciones cuyos títulos sugieren una tentativa de distribución por materias. La biblioteca estaba compuesta por 4374 volúmenes publicados en todos los centros libreros de Europa y América.

Capítulo especial merecen los diez diccionarios de lenguas muertas-lenguas vivas, cinco gramáticas europeas, una del cumanagota (idioma nativo del Caribe), dos de biblioteconomía así como catálogos e inventarios de otras conocidas bibliotecas y librerías.

Su biblioteca corresponde, según Luis Miguel Enciso Recio, al modelo de biblioteca barroca con predominio de contenidos religiosos con la huella del catolicismo tridentino.

Cabe destacar dos grupos de obras que por si solos justifican la fama de connoisseur de la que habla Palomino: los veintitrés libros de emblemática y los doce tratados artísticos, encontrándose en este último grupo los tratados de Alberti, Durero, Lomazzo, Palladio, Vasari, Barozzi y Vitrubio, entre otros.

Idea de un Príncipe político Christiano. Empresa V.
 Diego de Saavedra Fajardo. Ámsterdam. 1659.
(Libro de Emblemas nº 20 en la relación de Luis de Moura
 sobre la biblioteca de la duquesa de Aveiro)

De Architectura. Vitrubio. Edición de 1567.
(Nota: El tratado nº 12 de la relación de Luis de Moura
sobre la biblioteca de La duquesa de Aveiro era un
 Vitrubio editado en Amsterdam de 1649)  



BIBLIOGRAFÍA

María Guadalupe de Lencastre (1630-1715). Cuadros, libros y aficiones artísticas de una duquesa ibérica. Luís de Moura Sobral. Quintana Nº 8. 2009

Mujeres peninsulares entre Portugal y España. María Isabel Barbeito Carneiro. Península. Revista de Estudos Ibéricos. nº 0. 2003.

Deleitando enseña: Una lección de emblemática. Exposición de la Universidad de Navarra. 2009.

8 comentarios:

  1. Hola:
    Me maravillan estas biografías de mujeres, que, pese a vivir en un mundo de hombres, más aún en su momento histórico, supieron destacarse y brillar con luz propia. Impresionante la biografía de la Duquesa de Aveiro, con su enorme cultura e inteligencia, con esa biblioteca espectacular o con esa pinacoteca que deja sin aliento.

    Te ha salido un reportaje excelente. Felicidades. Una abrazo, Jesús

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  2. Hola Jesús,
    Con la preocupación de no extenderme demasiado, omití los textos laudatorios sobre la duquesa. En uno de ellos, sor Juana Inés de la Cruz dice sobre ella:

    cifra de las nueve Musas
    (sois, Doña María de Guadalupe)
    claro honor de las mujeres,
    de los hombres docto ultraje,
    que probáis que no es el sexo
    de la inteligencia parte.

    ...que confirma lo que dices sobre este tipo de mujeres. Ella tenía riqueza y tiempo pero también inquietud intelectual.
    Me ha gustado mucho el género renacentista de la emblemática que cultivó y que en cierto modo ha llegado hasta nuestros días en la publicidad.
    Gracias por tus palabras y un abrazo

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  3. Es un personaje muy interesante, admirable. Como dices, tenía dinero y tiempo (también independencia, parece), pero lo más importante era la inquietud intelectual, sin ella no habría formado esa impresionante biblioteca.
    Muy bonito, gracias Antonio.
    Buscaré su retrato en el Prado.

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    1. Hola Mercedes, muchas gracias a ti. El cuadro tiene el nº de catálogo P03029 pero figura como no expuesto en la ficha on line.
      Me gustó mucho que viviera en la calle Arenal (en el lugar donde hoy está el Joy Eslava, "Te espero en Eslava tomando café, tomando café..."). Como he vivido entre la calle de Santiago y la de Trujillos media vida, Arenal era como el corazón de mi barrio y donde tengo los recuerdos más antiguos y entrañables.
      Tengo la impresión de que tu biblioteca, ya sea real o virtual, no se queda atrás de la de Aveiro.
      Un abrazo.

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  4. Hola Antonio,
    Muy interesante tu retrato de esta mujer tan culta. Le tocó vivir la etapa histórica de separación de Portugal y España, su propio exilio ¿ Cómo lo viviría ella ?. ¡ Qué curioso que tan cerca de su casa todavía exista la librería del Callejón de San Ginés y ya que recuerdas el café del Eslava, yo pongo los churros de la Churrería de San Ginés !.
    Un abrazo.

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    1. Hola Teresa,
      Si, es muy curioso cómo, en el momento de la separación, en ciertos círculos portugueses se tomó partido por Felipe IV. También, al quedar familias divididas aquí y allá habría un cierto éxodo en ambos sentidos.
      Ese callejón de San Ginés es una joya ¡Cuantos recuerdos!
      Abrazos

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  5. Uno de los cuatro retratos, casi idéntico al del Museo del Prado, pero representándola más joven, está actualmente depositado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

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